Los trabajos para controlar la población de cangrejo americano en el embalse de Cecebre que están desarrollando investigadores de la Universidad de A Coruña desde hace algunos meses en el marco de un convenio de colaboración entre la Cátedra Emalcsda-UDC, la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo y la Cátedra Hijos de Rivera-UDC comienza a dar resultados. Así, el 13 de junio se daba a conocer que, desde el inicio de estos trabajos, ya se retiraron unos 1.000 ejemplares de este tipo de cangrejo, una de las especies invasoras más nocivas para el embalse de Cecebre. El dato se hacía público durante la visita de la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, al observatorio de aves de Crendes. La conselleira recorrió la zona acompañada por Belén Docampo, directora xeral de Patrimonio Natural; José Antonio Santiso, César Longo y Jorge Blanco, presidente, vicepresidente y gerente, respectivamente, de la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo; Carlos Vales, director del Ceida; y una representación de los investigadores que desarrollan los traballos.
La captura de cangrejos americanos se lleva a cabo mediante el empleo de nasas con cebo que se ubican en aquellos puntos del embalse donde se detectó una mayor densidad de población de esta especie invasora. Las nasas se colocan a última hora de la tarde y se recogen unas 17 horas después. Las capturas, según los investigadores, se incrementan con la llegada del buen tiempo, ya que el cangrejo americano permanece enterrado en los meses fríos y sale a la superficie con el aumento de la temperatura del agua. Como prueba señalaron que el día antes de la visita capturaron 115 cangrejos frente a los poco más de 20 que habían recogido una semana antes.
«Esquilman la vegetación de ribera y destruyen los huevos de macroinvertebrados acuáticos y anfibios», señaló el gerente da Reserva, Jorge Blanco, en referencia al cangrejo americano, una de las especies invasoras que más daño causa en el embalse de Cecebre. Estos animales constrúyen galerías subterráneas que provocan desprendimientos de tierra en el embalse y deterioran la vegetación de ribera, fundamental para proteger la calidad del agua. Además, el cangrejo es muy perjudicial para la biodiversidad de la zona. De hecho la población de anfibios y libéluas se redujo considerablemente en los últimos tiempos ya que el cangrejo se alimenta de sus huevos.
Las nutrias que habitan en el embalse comen cangrejo americano pero esta circunstancia no es suficiente para reducir la población de esta especie invasora. Por eso, la Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, la Cátedra Emalcsa-UDC y la Cátedra Hijos de Rivera, pusieron en marcha en 2022 este proyecto para controlar la población de cangrejo.
Los investigadores que participan en los trabajos de control de esta especie invasora también están realizando otros estudios que pretenden investigar si estos cangrejos tienen patógenos y si están bioacumulando contaminantes emergentes, situaciones que requerirían estudios y medidas adicionales.