O 2 de febreiro celébrase o Día Mundial dos Humidais, que este 2022 leva por lema ‘Actuar polos humidais é actuar pola humanidade e a natureza’. Aproveitando esta efeméride publicamos un artigo de Roberto Bao, profesor de paleontoloxía da Universidade da Coruña, no que defende a importancia dos humidais para a biodiversidade do planeta.
Humedales, los grandes contribuidores a la biodiversidad del planeta
Roberto Bao
Profesor de paleontología de la Universidad de A Coruña y miembro del Grupo de Investigación en Cambio Ambiental de la UDC
Aunque algunos científicos restringen la denominación de humedales para aquellos ecosistemas en que “te mojas los pies, pero no puedes nadar” el convenio de Ramsar, que dio lugar a la celebración del Día Mundial de los Humedales, los define como las “extensiones de marismas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en mareas no exceda a 6 metros”. Independientemente de su definición, se trata de ecosistemas en los que, aún siendo el agua su principal protagonista, la interacción con los ambientes terrestres es decisiva. Es este carácter mixto el que ha generado adaptaciones biológicas que dieron lugar a especies únicas. Por este motivo, los humedales son unos grandes contribuidores a la biodiversidad global del planeta.
Además de brindarnos algunos de los paisajes más hermosos de la Tierra, los humedales nos proporcionan servicios insustituibles por su gran valor económico y social. La acumulación de vastas cantidades de materia orgánica en los humedales del período Carbonífero, hace unos 350 millones de años, dio lugar a los mayores depósitos de carbón que hemos utilizado como combustible a lo largo de décadas. Irónicamente, los humedales contemporáneos se encuentran entre los mayores fijadores del actual exceso de CO2 de la atmósfera debido a la combustión de aquellos carbones, gracias a la gran actividad de los organismos fotosintetizadores que en ellos viven. De modo similar, los humedales actúan como auténticas depuradoras naturales en el ciclo del agua, recibiendo a veces el sobrenombre de los “riñones de la naturaleza”.
Debemos mucho a los humedales. Las primeras civilizaciones de la historia se desarrollaron en torno a ellos, proveen de lugares de freza a diferentes especies piscícolas de interés comercial, ayudan a la recarga de los acuíferos y reducen el impacto de las inundaciones y las tormentas. Tanto por su valor paisajístico, como por los servicios ecosistémicos que aportan, merecen nuestra protección.
*La Cátedra Emalcsa no se identifica necesariamente con las visiones expuestas por los autores de los artículos que publica. Nuestra intención es ser un medio para la difusión, el diálogo, el debate y el avance en el conocimiento.