La Reserva da Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo y la Cátedra Hijos de Rivera-UDC de Desenvolvemento Sustentable están inmersos en un proyecto para mejorar la calidad del bosque de ribera de una parte del río Barcés y, por lo tanto, la calidad del agua de este río que, junto al Mero y al embalse de Cecebre, juega un papel muy importante en lo que respecta al abastecimiento del agua a A Coruña y su área metropolitana. «El bosque de ribera es un elemento necesario de un río sano. El bosque crea un filtro natural que estabiliza las riberas, evita aportes constantes por erosión al cauce y retiene contaminantes que se pueden vertir por las actividades agrarias o ganaderas. Aunque la relación no es directa pensamos que un bosque de ribera bien conservado garantiza la calidad del agua y evita algunos problemas de contaminación y eutrofización», señala Jaime Fagúndez que, junto a su compañera y miembro de la Cátedra Emalcsa-UDC, María José Servia (ambos doctores de la Universidad de A Coruña), lidera la investigación.
El proyecto consta de tres fases. La primera se desarrolló en 2021 y sirvió para recopilar información cartográfica o florística para, en definitiva, evaluar el estado del bosque de ribera. «Nuestro trabajo pretende crear una base de conocimiento del bosque sobre la que plantear medidas para su mejora. En la primera fase pudimos identificar las principales causas de la pérdida de calidad del hábitat, definir indicadores de calidad y determinar una condición deseable del bosque», explica Fagúndez.
Este año 2022 se llevará a cabo la segunda fase de este proyecto en la que, a partir de los datos recopilados en la primera, se plantearán las medidas de mejora del bosque. «Vamos a determinar dónde ycómo actuar para lo que, entre otras medidas, habrá que hablar con los propietarios de terrenos próximos a la ribera del río e plantearles alternativas como la posibilidad de retrasar unos metros sus cultivos», señala Jaime Fagúndez.
Porque en el análisis desarrollado en esta primera fase se detectaron problemas asociados al uso humano. «Son presiones importantes sobre el río. La presión derivada de un uso de un cultivo, de pasto para animales o repoblaciones forestales van acorralando el bosque de ribera a unha franja estrecha. Hay una sobrepresión que al final redunda en la calidad del hábitat y en las especies», apunta Fagúndez en una entrevista publicada en el diario La Opinión A Coruña.
Una vez planteadas las medidas comezará la tercera y última fase del proyecto, que consistirá en la realización de los trabajos recomendados en el estudio para mejorar el bosque de ribera. Todavía es pronto para concretar estos trabajos, pero Jaime Fagúndez considera que las actuaciones que habrá que llevar a cabo no serán invasivas. «Un diagnóstico inicial es que el estado del bosque, en general, es bueno, por lo que, en un principio, las actuaciones para recuperar el buen estado del hábitat del bosque en zonas algo degradadas, como por ejemplo eliminar especies exóticas invasoras, no necesitarán grandes intervenciones ni importantes inversiones económicas», concluye Fagúndez.